Los mejores pulsómetros ópticos del 2025

Este sensor de pulso óptico Polar OH1 en Negro es bastante práctico para quienes hacen deporte en diferentes ambientes y necesitan medir su frecuencia cardíaca sin complicaciones. La ventaja clara está en que puedes sujetarlo al brazo con el brazalete textil cómodo o usar los clips para gafas si vas a nadar, lo que da mucha libertad si cambias de bici a piscina sin perder datos. Además, que sea resistente al agua y tenga una batería recargable con memoria interna lo hace ideal para entrenar sin estar pendiente de llevar el móvil encima.

Lo que se agradece es la conectividad: se empareja sin problema con apps comunes como Strava o Nike+ y también funciona con dispositivos como Garmin o Apple Watch, tanto por Bluetooth como Ant+. Esto facilita mucho registrar y analizar los entrenos en tiempo real o más tarde, sin líos. Por tamaño (0 cms de alto x 7.62 cms de largo x 0 cms de ancho) y diseño, parece cómodo y fiable, y la garantía de dos años del fabricante aporta seguridad. En resumen, para los que buscan algo versátil y sencillo, pinta bastante bien.

Para quienes entrenan regularmente y quieren llevar un control preciso del ritmo cardíaco sin el típico cinturón de pecho incómodo, el CooSpo HW706 puede ser una opción interesante. Su diseño con banda ligera y transpirable que se coloca en el brazo parece mucho más cómodo y práctico para usar durante sesiones largas o al salir a correr. Además, que sea compatible con un montón de apps populares como Zwift o Polar Beat facilita tener todos los datos en un mismo sitio, lo cual está bastante bien para monitorizar el progreso.

Una ventaja clara es la conexión Bluetooth y ANT+, que permite sincronizarlo con diferentes dispositivos como relojes GPS o móviles sin líos. También la batería recargable y la luz LED para saber si está funcionando aportan comodidad real, porque no siempre quieres estar pendiente del estado del aparato. En definitiva, parece un pulsómetro serio, cómodo y bastante versátil para quien busca algo práctico sin complicarse la vida.

El monitor de frecuencia cardíaca iGPSPORT HR50 está pensado para quienes practican deportes variados, desde yoga hasta ciclismo o running. Su correa elástica ajustable admite desde 65 hasta 120 cm de pecho, lo que lo hace cómodo para casi todos y no se mueve con facilidad mientras haces ejercicio. Además, su resistencia IPX7 al agua y al sudor es un alivio cuando te toca entrenar bajo lluvia o sudor intenso.

Lo que convence es que incorpora un chip AFE con un algoritmo muy preciso, acercándose al 98,3% de fiabilidad al medir el pulso, y todo esto en un dispositivo bastante pequeño y ligero. Sin complicaciones con la batería, porque dura un año entero, así que no hay que estar pendiente de cambiarla cada poco. Si necesitas algo sencillo pero eficiente para controlar tu frecuencia en distintas actividades, este monitor parece tener bastante sentido.